Candombe: El latido de África en el Río de la Plata

Entre el calor del fuego que tensa los cueros y el eco profundo que resuena en las calles empedradas, el candombe emerge como un torrente de vida, una de las manifestaciones culturales más potentes y conmovedoras de la herencia africana en Sudamérica. Nacido en el crisol del dolor y la esclavitud en el Virreinato del Río de la Plata, este arte se transformó en un símbolo de identidad, comunidad y resistencia. Es mucho más que un ritmo; es la crónica viva de un pueblo, una celebración de la memoria colectiva que vibra en cada desfile y en cada llamada. A través de sus tambores, danzas y personajes, el candombe cuenta una historia que se niega a ser silenciada, un legado que hoy resuena con fuerza en las calles de Montevideo y Buenos Aires, reconocido por la UNESCO como parte invaluable del patrimonio de la humanidad.

Orígenes: Un Grito de Memoria y Libertad

La historia del candombe se remonta al siglo XVIII, cuando miles de africanos, principalmente de naciones bantú como Kongo, Angola y Luango, fueron traídos como esclavos a los puertos de Montevideo y Buenos Aires. En esta tierra extraña y hostil, encontraron en sus tradiciones musicales y religiosas un refugio y una forma de mantener viva su identidad. Se reunían en espacios conocidos como "Salas de Nación" o "tangós", donde podían practicar sus ritos, danzas y cantos lejos de la mirada de sus amos. Estas reuniones no eran solo un escape, sino un acto político de autoafirmación.

Originalmente, el candombe era una pantomima que representaba la coronación de los reyes congos, una forma de mantener sus estructuras sociales y su dignidad. A través de la música y la danza, recreaban su mundo, transmitían sus valores y fortalecían sus lazos comunitarios. A pesar de ser marginado y reprimido por las élites criollas, que lo consideraban "bárbaro", el candombe sobrevivió en la clandestinidad y en los espacios permitidos del carnaval, consolidándose como la voz inquebrantable de la cultura afro-rioplatense.

El Corazón del Candombe: La Cuerda de Tambores

El alma del candombe reside en la "cuerda de tambores", un ensamble percusivo que genera una polirritmia compleja y envolvente. Los tambores, llamados tamboriles, son de madera y tienen un solo parche de cuero animal, que se afina al calor de una hoguera para alcanzar la tensión y el sonido perfectos. Esta ceremonia de calentar los tambores es un ritual en sí mismo, un momento de comunión antes de que comience la música. Aunque la raíz es común, existen diferencias notables entre las cuerdas de Uruguay y Argentina.

La Cuerda Uruguaya: Chico, Repique y Piano

En Uruguay, la cuerda de tambores tradicional se compone de tres tambores distintos:

• Chico: Es el tambor más pequeño y agudo. Su función es marcar el tiempo constante, como un metrónomo, creando una base rítmica sobre la cual los otros tambores dialogan. Su sonido es seco y penetrante.
• Repique: De tamaño y registro intermedio, es el tambor improvisador. Su ejecutante dialoga con los otros tambores, creando frases rítmicas complejas, llamando a cambios de intensidad y "conversando" con los bailarines. Es el alma creativa de la cuerda.
• Piano: Es el tambor más grande y de sonido más grave. Proporciona la base melódica y el "canto" profundo del ritmo. Su cadencia es la que invita al baile y marca el caminar característico del candombe.

El Candombe Porteño: Llamador y Contestador

En Buenos Aires, la tradición se desarrolló con sus propias características. La cuerda de candombe porteño se basa en dos tambores principales, que se tocan directamente con las manos:

• Llamador o Tumba: Es el tambor grave, que cumple un rol similar al piano uruguayo, marcando una base rítmica sólida y profunda.
• Contestador o Repicador: Es el tambor agudo, encargado de la improvisación y el diálogo rítmico, similar al repique.

A estos se suman idiófonos como la "masacalla" y la "taba", que enriquecen la textura sonora.

Más Allá del Tambor: Personajes y Simbolismo

Una comparsa de candombe es un espectáculo teatral en movimiento. Además de la cuerda de tambores y el cuerpo de baile, desfilan personajes arquetípicos que representan la historia y la cosmogonía afro-rioplatense.

• La Mama Vieja: Representa la sabiduría y la dignidad de las madres africanas. Con su vestido de época, sombrilla y abanico, baila con elegancia y serenidad, simbolizando la memoria y la raíz de la comunidad.
• El Gramillero: Es un viejo curandero o hechicero, con barba blanca, galera y un maletín lleno de "gramillas" (hierbas medicinales). Su baile es tembloroso y exagerado, parodiando a los antiguos médicos tribales y al mismo tiempo honrando su conocimiento ancestral.
• El Escobero: Un personaje lleno de destreza y energía, que realiza acrobacias y malabares con una escoba corta. Simboliza la habilidad para barrer las malas energías y abrir camino a la comparsa, un guardián del ritual.

Las Llamadas: El Eco que Convoca a la Comunidad

El evento cumbre del candombe son las Llamadas. Históricamente, el término proviene del acto de "llamar" con el tambor a los miembros de la comunidad para reunirse. En Montevideo, las Llamadas se han convertido en un desfile oficial multitudinario que tiene lugar cada febrero en los barrios Sur y Palermo, cunas de la cultura afrouruguaya. Decenas de comparsas, algunas con más de cien tamborileros, marchan por la calle Isla de Flores, compitiendo en ritmo, baile y puesta en escena. Es un espectáculo sobrecogedor donde la ciudad entera vibra al unísono.

En Buenos Aires, las Llamadas también han resurgido, especialmente en barrios como San Telmo, Monserrat y La Boca, donde las comparsas toman las calles para celebrar su herencia, convocando a vecinos y turistas a unirse a una fiesta contagiosa y comunitaria.

Candombe en el Siglo XXI: Legado y Fusión

Lejos de ser una pieza de museo, el candombe está más vivo que nunca. Ha trascendido sus fronteras tradicionales para fusionarse con otros géneros musicales como el jazz, el rock y la canción popular. Artistas como Rubén Rada, Jaime Roos y los hermanos Fattoruso han llevado el ritmo del candombe a escenarios internacionales, demostrando su versatilidad y riqueza.

Su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009 fue un reconocimiento crucial, no solo a su valor artístico, sino a su importancia como herramienta de inclusión social y reivindicación de los derechos de la comunidad afrodescendiente. Hoy, el candombe sigue siendo un espacio de encuentro, una escuela sin paredes donde se transmiten valores de generación en generación y un poderoso recordatorio de que la cultura es una fuerza imparable de transformación.

Tabla Comparativa: Candombe en Uruguay y Argentina

Preguntas Frecuentes sobre el Candombe

¿Qué significa la palabra "candombe"?

Aunque su etimología exacta es debatida, se cree que el término proviene de lenguas bantú y podría estar relacionado con la palabra "ka-ndombe", que alude a los negros o a sus danzas y costumbres.

¿Por qué el candombe es Patrimonio de la Humanidad?

La UNESCO reconoció al candombe en 2009 por ser un espacio sociocultural que representa la memoria y la resistencia de la comunidad afro-uruguaya. Valora no solo la música, sino también la transmisión intergeneracional de saberes, la cohesión social que genera y su papel como símbolo de identidad.

¿Se puede aprender a tocar candombe?

¡Sí! En muchas ciudades de Uruguay, Argentina y otras partes del mundo existen talleres y escuelas de candombe donde se puede aprender a tocar los tambores, a bailar y a conocer más sobre su historia y cultura.

¿El candombe es solo para afrodescendientes?

Aunque nació como una expresión de la comunidad afrodescendiente, hoy el candombe es una práctica abierta e inclusiva que convoca a personas de todos los orígenes, uniendo a la comunidad en torno a su ritmo contagioso.

El candombe es, en definitiva, el pulso de una historia que se baila, el sonido de una memoria que se niega a morir. Cada golpe de tambor es un eco del pasado y una afirmación del presente, una vibración que conecta la tierra, el cuerpo y el espíritu en una celebración colectiva de la vida.