18/02/2025
Cuando hablamos de crecimiento sostenible, a menudo nuestra mente viaja hacia imágenes de bosques frondosos, energías renovables y océanos limpios. Sin embargo, este concepto es una estructura de tres pilares: el ambiental, el económico y, el a menudo olvidado pero fundamental, el pilar social. Es precisamente en este último donde reside la clave para un desarrollo verdaderamente duradero y equitativo. El crecimiento sostenible social se enfoca en las personas, en la calidad de vida, en la equidad y en la cohesión de la sociedad civil. Sin un pilar social fuerte, cualquier avance económico o ambiental corre el riesgo de ser frágil e injusto.
Este enfoque nos obliga a mirar más allá del Producto Interno Bruto (PIB) y a preguntarnos si el progreso económico se traduce realmente en un mayor bienestar para todos los ciudadanos. Implica examinar la responsabilidad social de las empresas, el diseño de nuestras ciudades para que sean más humanas e inclusivas, y la capacidad de nuestras instituciones para generar y adaptar conocimiento que beneficie al conjunto de la sociedad, no solo a una élite.
Los aspectos sociales del crecimiento sostenible son todas aquellas cuestiones que afectan directamente a las personas y a las comunidades. Se trata de asegurar que el desarrollo económico no deje a nadie atrás. Esto incluye la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la promoción de la salud y la educación, la garantía de acceso a un trabajo digno y la construcción de sociedades pacíficas y justas.
Uno de los conceptos centrales es el de crecimiento económico inclusivo. No basta con que la economía crezca; es imperativo que los frutos de ese crecimiento se distribuyan de manera equitativa. Como bien señala el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 8, se busca "promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos". La falta de oportunidades, la inversión insuficiente y el bajo consumo pueden erosionar el contrato social básico que sustenta nuestras democracias: el derecho de todos a compartir el progreso.
Crecimiento Inclusivo y Trabajo Decente: El Corazón del Desarrollo
El término "trabajo decente" es mucho más que un simple empleo. Significa tener oportunidades para conseguir un trabajo productivo que proporcione un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo, protección social para las familias y mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social. La realidad, sin embargo, nos muestra grandes desafíos:
- Desempleo Global: Aunque la tasa de desempleo mundial se redujo al 5,4% en 2022, esto todavía representaba a 192 millones de personas sin trabajo.
- Vulnerabilidad Juvenil: Los jóvenes de entre 15 y 24 años enfrentan enormes dificultades. A nivel mundial, casi uno de cada cuatro jóvenes no estudia, ni trabaja, ni recibe formación.
- Empleo Informal: Las crisis económicas a menudo empujan a más trabajadores hacia la informalidad, un sector caracterizado por la falta de protección social y la inestabilidad.
- Brecha de Género: A pesar de cierta recuperación post-pandemia, persisten desigualdades significativas en el mercado laboral, especialmente en lo que respecta a la brecha salarial entre hombres y mujeres.
Para abordar estos problemas, es crucial invertir en educación y formación de alta calidad, alinear las habilidades de los jóvenes con las demandas del mercado laboral y garantizar el acceso universal a la protección social, construyendo economías dinámicas y centradas en las personas.
El Dilema de la Tasa de Crecimiento: ¿Cuánto es Suficiente?
Una tasa de crecimiento económico que puede ser admirable para un país estable, puede resultar dramáticamente insuficiente para una nación con profundos desequilibrios sociales. El caso de Argentina a mediados de la década de 2000 es un ejemplo revelador. Se proyectaba un crecimiento en torno al 4%, una cifra que, en condiciones normales, permitiría duplicar el producto por habitante en una generación.
Sin embargo, las condiciones no eran normales. Ese crecimiento partía de una base social devastada por la crisis. Aunque se recuperara el nivel de actividad económica de 1998, el país enfrentaba un panorama social mucho peor.
| Indicador Social | Situación en 1998 (Pre-crisis) | Situación en 2005 (Recuperación) |
|---|---|---|
| Desocupados | Nivel base | 55% más que en 1998 |
| Pobreza | ~25% de la población | 90% más de pobres que en 1998 (~45%) |
| Indigencia | ~5% de la población | Casi 4 veces más indigentes que en 1998 (~22%) |
Este análisis demuestra que con un crecimiento del 4%, se necesitaría más de una década para reducir el desempleo a un solo dígito, y aún más tiempo para volver a los niveles de pobreza e indigencia previos a la crisis. La experiencia internacional es clara: los países que han logrado reducciones significativas de la pobreza lo han hecho con tasas de crecimiento sostenidas del 6% o más. Esto subraya la importancia de crear condiciones macroeconómicas e institucionales que fomenten una alta inversión, como la herramienta más poderosa contra el desempleo y la pobreza.
Un pilar social robusto no puede construirse sobre cimientos de opacidad y corrupción. La buena gobernanza, la integridad y la rendición de cuentas son absolutamente esenciales. Un ejemplo práctico de cómo fortalecer estos cimientos se encuentra en el ámbito de la contratación pública, que en países como España puede representar hasta el 20% del PIB.
La nueva norma europea UNE-EN 17687 sobre "Contratación pública: Integridad y rendición de cuentas" proporciona un marco para que las organizaciones compradoras operen de manera transparente y ética. La falta de compromiso con estos principios no solo abre la puerta a la corrupción, sino que también afecta negativamente la eficacia de los servicios públicos y la rentabilidad del gasto público. La norma estructura el proceso en tres etapas clave:
- Preparación: Incluye la planificación estratégica, la definición de necesidades y la investigación de mercado.
- Procedimiento: Abarca la publicación de la licitación, la evaluación de ofertas y la adjudicación del contrato.
- Gestión del Contrato: Se refiere a la firma, el seguimiento de la entrega, la gestión de la calidad y los informes.
Implementar este tipo de marcos ayuda a identificar y gestionar riesgos, como la colusión entre proveedores o la falta de competencia. Además, la norma enfatiza la necesidad de profesionalizar al personal involucrado en los procesos de compra y de contar con códigos de conducta sólidos. Al asegurar que los recursos públicos se gastan de manera eficiente y transparente, se fortalece la confianza de los ciudadanos en las instituciones y se garantiza que el dinero se destine a mejorar verdaderamente la calidad de vida de la población, cerrando así el círculo de la sostenibilidad social.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
¿El crecimiento económico siempre reduce la pobreza?
No necesariamente. Como demuestra el caso de Argentina, si la tasa de crecimiento no es lo suficientemente alta o si no es inclusivo, puede tardar décadas en mitigar problemas sociales profundos. El crecimiento debe generar empleos de calidad y sus beneficios deben distribuirse equitativamente para tener un impacto real en la reducción de la pobreza.
¿Qué es exactamente la inclusión en el crecimiento sostenible?
La inclusión significa que todas las personas, sin importar su género, edad, origen socioeconómico o capacidades, tienen la oportunidad de participar en el proceso de crecimiento y beneficiarse de él. Se trata de crear un campo de juego nivelado y asegurar que nadie quede al margen del progreso.
Los ciudadanos tienen un papel activo. Pueden hacerlo apoyando a empresas con responsabilidad social, consumiendo de forma consciente, exigiendo transparencia y rendición de cuentas a sus gobiernos, participando en iniciativas comunitarias y promoviendo una cultura de respeto, equidad y solidaridad.
Absolutamente. La corrupción desvía fondos que deberían destinarse a servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación o las infraestructuras. Al combatir la corrupción mediante una gobernanza transparente, se asegura que los recursos públicos se utilicen para su propósito: mejorar el bienestar y la calidad de vida de toda la sociedad.
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