Crisis del Agua en Mendoza por Lluvias Intensas

Una vez más, la naturaleza nos recuerda nuestra vulnerabilidad y la delicada infraestructura que sostiene nuestra vida cotidiana. Las recientes e intensas lluvias sobre el Gran Mendoza han desatado un fenómeno visualmente impactante y operativamente crítico: el agua de los ríos ha adquirido un intenso color chocolate. Lejos de ser una simple anécdota, este evento ha puesto en jaque la capacidad de producción de agua potable de toda la región, afectando a miles de hogares. La empresa Agua y Saneamiento Mendoza (AYSAM) ha sido clara: los niveles de turbiedad y arrastre de sedimentos superan con creces la capacidad de tratamiento de los establecimientos potabilizadores, generando una situación de emergencia que requiere la atención y colaboración de todos los ciudadanos.

¿Qué es la Turbiedad y Por Qué Colapsa el Sistema?

Para entender la raíz del problema, es fundamental comprender qué es la turbiedad. No se trata simplemente de agua sucia; es un término técnico que mide la cantidad de partículas suspendidas en un líquido. Tras lluvias torrenciales en la precordillera, el agua de los ríos arrastra consigo una enorme cantidad de materiales como limo, arcilla, arena y materia orgánica. Este fenómeno, conocido como "arrastre", transforma el agua clara en un denso caudal de color marrón.

Las plantas potabilizadoras están diseñadas para filtrar y purificar el agua, eliminando impurezas y patógenos. Sin embargo, su capacidad es finita. Cuando los niveles de turbiedad son extremos, los filtros se saturan a una velocidad abrumadora. El proceso se vuelve ineficiente, lento y, en casos extremos, debe detenerse por completo para evitar daños en los equipos y garantizar que el agua que llegue a la red, aunque sea poca, cumpla con los estándares de calidad. Es como intentar colar café usando barro en lugar de agua; el sistema simplemente se obstruye. Este es el desafío que enfrentan actualmente los establecimientos del Gran Mendoza.

Estado de Situación: Plantas y Reservas al Límite

La información proporcionada por AYSAM pinta un panorama preocupante sobre el estado operativo de la infraestructura hídrica. La producción ha disminuido significativamente en puntos clave del sistema, y lo que es aún más alarmante, las reservas de agua potable se encuentran en niveles muy bajos. Esto significa que no hay un "colchón" para amortiguar la alta demanda, lo que provoca baja presión o cortes directos en el suministro.

La situación actual en las principales plantas es la siguiente:

• Establecimiento potabilizador Luján I: Se encuentra operando a un 90% de su capacidad, siendo uno de los que mejor resiste la situación.
• Establecimiento Benegas: Su producción ha caído al 80%, y sus reservas son calificadas como muy bajas.
• Establecimiento Alto Godoy: Opera en condiciones similares a Benegas, con una producción del 80% y reservas mínimas.
• Planta de Potrerillos: También ha visto reducida su capacidad de producción a un 80%.

Esta reducción generalizada en la producción es la causa directa de los problemas que experimentan los vecinos en sus hogares. Cuando la oferta de agua tratada es menor que la demanda de la población, la presión en la red de distribución cae inevitablemente.

Tabla Comparativa: Producción Ideal vs. Producción Actual

Para visualizar mejor el impacto, la siguiente tabla compara el estado operativo ideal con la situación de emergencia actual.

Mapa de las Zonas Afectadas por la Crisis

El impacto de esta reducción en la potabilización no es uniforme y se siente con mayor intensidad en las zonas más altas o en los extremos de la red de distribución. A continuación, se detallan las áreas con mayor probabilidad de experimentar baja presión o falta total de suministro de agua potable:

Capital

• Toda la Ciudad y el distrito de La Favorita.

Godoy Cruz

• Zona oeste, comprendida entre las calles Soler a Pablo Iglesias y de Perón al Corredor del Oeste.
• Barrios Palmares II, III y Valley.
• Área delimitada por las calles Carrodilla a Rodríguez Peña y desde Acceso Sur a 9 de Julio.
• Zona desde calle Ugarte hasta Irigoyen y desde San Martín Sur-Beltrán hasta Cacique Guaymallén.

Guaymallén

• Distrito de San José.
• La zona alta del distrito de Dorrego.
• Sector comprendido entre la Costanera y la calle Urquiza, y desde Rodríguez Peña hasta el límite con Godoy Cruz.

Las Heras

• Zona Oeste, entre las calles Ingeniero Cipolletti y Almirante Brown, y desde Perú hasta San Martín.
• Sector desde Valle Las Leñas hasta Boulogne Sur Mer y de Cipolletti a Santa Rosa.

Luján de Cuyo

• Barrios Urbano las Sierras, Cerro Alto, Laderas de Chacras y Aguaribay.

Preguntas Frecuentes ante la Emergencia Hídrica

En situaciones como esta, surgen muchas dudas entre la población. Aquí respondemos algunas de las más comunes:

¿Es seguro beber el agua si sale turbia o con color?

No. Si el agua que sale de su grifo presenta coloración o turbiedad, no debe ser consumida ni utilizada para cocinar. Se recomienda dejar correr el agua por unos minutos hasta que salga completamente transparente. Si el problema persiste, significa que la red aún no se ha purgado por completo. La recomendación es utilizar agua embotellada o hervir el agua antes de su consumo como medida de precaución.

¿Cuánto tiempo puede durar esta situación?

La duración de la emergencia depende de dos factores principales: las condiciones climáticas en la alta montaña y el tiempo que le tome al sistema de potabilización y distribución recuperarse. Si las lluvias cesan, la turbiedad del agua cruda disminuirá gradualmente, permitiendo a las plantas retomar su producción normal. Sin embargo, la recuperación de las reservas y la normalización de la presión en toda la red puede tardar varias horas o incluso días después de que las plantas vuelvan a operar al 100%.

¿Qué puedo hacer para ayudar?

La colaboración ciudadana es crucial. La medida más importante es hacer un uso extremadamente responsable y solidario del agua. Esto implica:

• Utilizar el agua únicamente para necesidades esenciales: hidratación, higiene personal y preparación de alimentos.
• Evitar totalmente el riego de jardines, el lavado de veredas y automóviles, y el llenado de piscinas.
• Revisar posibles fugas en las instalaciones internas del hogar. Una pequeña pérdida puede desperdiciar cientos de litros al día.
• Almacenar una cantidad moderada de agua en recipientes limpios para cubrir las necesidades básicas durante el período de mayor escasez.

En conclusión, la crisis actual del agua en el Gran Mendoza es un recordatorio contundente de la interconexión entre el clima, el medio ambiente y nuestra infraestructura. Eventos climáticos cada vez más extremos exigen no solo una respuesta ciudadana consciente y solidaria, sino también una planificación a largo plazo que contemple la modernización y ampliación de la capacidad de nuestros sistemas de potabilización para hacerlos más resilientes ante los desafíos del futuro.