12/02/2025
En el corazón de Argentina, donde la llanura pampeana se encuentra con el gran Chaco, se extiende una inmensa masa de agua que desafía los sentidos y redefine el concepto de paisaje interior. No es un océano, pero sus olas y su horizonte infinito le han ganado el apodo de mar. Hablamos del Mar de Ansenuza, también conocido como Laguna Mar Chiquita, un ecosistema único en el mundo, el mayor lago de agua salada de Sudamérica y el quinto más grande del planeta. Recientemente consagrado como Parque Nacional, este humedal es mucho más que un cuerpo de agua; es un santuario de vida, un refugio para cientos de especies y un testimonio viviente de la fuerza y la fragilidad de la naturaleza.

Este gigante líquido, alimentado principalmente por las aguas del Río Dulce, es un sistema dinámico y cambiante. Su superficie y salinidad han fluctuado drásticamente a lo largo de la historia, escribiendo y borrando paisajes, costas y hasta pueblos enteros. Sumergirse en la historia y la ecología de Ansenuza es embarcarse en un viaje a un lugar donde la naturaleza dicta las reglas con una majestuosidad abrumadora.
Un Gigante en Constante Movimiento
La característica más fascinante del Mar de Ansenuza es su pulso, su capacidad de crecer y encogerse de manera espectacular. A lo largo de los siglos, ha experimentado ciclos de sequía e inundación que han modificado su extensión de forma radical. Los registros históricos muestran que a finales del siglo XIX, su superficie apenas superaba las 100,000 hectáreas. Sin embargo, en su pico máximo en 2003, llegó a cubrir unas asombrosas 600,000 hectáreas, transformando el paisaje del centro de Córdoba.
Esta variabilidad tiene consecuencias directas sobre todo lo que lo rodea. La salinidad del agua, por ejemplo, puede variar desde niveles similares a los del océano hasta concentraciones mucho más altas en épocas de sequía, lo que condiciona la vida acuática. Especies como el pejerrey, un pez eurihalino (capaz de tolerar amplios rangos de salinidad), prosperan cuando el agua es menos salada, pero se repliegan hacia las desembocaduras de los ríos cuando la concentración de sal aumenta.
La Inundación que Marcó a Miramar
La única población ribereña permanente, Miramar de Ansenuza, ha vivido en carne propia la fuerza de este gigante. En 1977, una crecida histórica comenzó a engullir lentamente la ciudad. Calles, hoteles, casas y la costanera quedaron sumergidas bajo el agua salada. Lejos de ser una tragedia olvidada, este evento se convirtió en parte de la identidad del lugar. Hoy, las ruinas que emergen cuando el nivel del agua baja son un atractivo turístico fantasmal, un recordatorio de la resiliencia de una comunidad que decidió reconstruirse a sí misma, conviviendo con el ritmo impredecible de su mar.
Santuario de la Biodiversidad y Paraíso de las Aves
Si hay algo que define al Mar de Ansenuza es su extraordinaria riqueza biológica. Este humedal de un millón de hectáreas (incluyendo los Bañados del Río Dulce) es un sitio de importancia crítica para la conservación a nivel mundial. No es casualidad que haya sido designado Sitio Ramsar, Área Importante para la Conservación de las Aves (AICA) y forme parte de la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras.
Se estima que en este ecosistema habita el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas en Argentina. Es un espectáculo natural inigualable ver el cielo y las costas pobladas por cientos de miles de aves.
Los Flamencos: Íconos de Ansenuza
Tres de las seis especies de flamencos del mundo pueden encontrarse aquí: el flamenco austral, el flamenco andino (o parina grande) y el flamenco de James (o parina chica). Las enormes bandadas de estas elegantes aves tiñen de rosa el horizonte, ofreciendo una de las postales más icónicas del lugar. Ansenuza es uno de sus sitios de anidación y alimentación más importantes del continente.
Pero la avifauna no termina ahí. Garzas, patos, gallaretas, y aves rapaces como el halcón peregrino, que viaja miles de kilómetros desde Alaska, encuentran en este humedal un hogar temporal o permanente. Es, sin duda, un destino de peregrinación para cualquier observador de aves.
El Parque Nacional Ansenuza: Un Futuro Protegido
El reconocimiento de esta invaluable región como Parque Nacional Ansenuza en 2022 marcó un hito histórico para la conservación en Argentina. Esta designación asegura la protección a perpetuidad de su biodiversidad, promueve la investigación científica y fomenta un modelo de desarrollo sostenible basado en el ecoturismo.

La creación del parque no solo protege a las aves, sino a todo el ecosistema. En sus costas y bosques aledaños, pertenecientes a la ecorregión del Chaco Seco, habitan mamíferos como el coipo (también llamado falsa nutria), el pecarí, y el amenazado aguará guazú. La flora también es singular, con especies adaptadas a los suelos salinos (halófilas) y bosques de chañar y quebracho.
Turismo: Naturaleza, Salud y Aventura
El Mar de Ansenuza es un destino turístico emergente con una oferta diversa y para todos los gustos. Su paisaje, que evoca un mar interior con oleaje formado por el viento, es el escenario perfecto para la práctica de deportes acuáticos como el kitesurf y el windsurf.
Tabla Comparativa de Lagos Salinos
| Característica | Mar de Ansenuza (Argentina) | Gran Lago Salado (EE.UU.) | Mar Muerto (Asia) |
|---|---|---|---|
| Tipo | Lago salino endorreico | Lago salino terminal | Lago hipersalino |
| Superficie Variable (aprox.) | 2,000 - 6,000 km² | 2,500 - 8,500 km² | 605 km² (en retroceso) |
| Fauna Destacada | 3 especies de flamencos, aves migratorias | Camarón de salmuera, aves acuáticas | Vida macroscópica casi inexistente |
| Atractivo Principal | Avistaje de aves, ecoturismo | Paisajes, recreación | Alta flotabilidad, lodos terapéuticos |
Además de la aventura, Ansenuza ofrece salud y bienestar. Sus aguas y lodos son ricos en sales y minerales, atribuyéndoseles propiedades terapéuticas. La fangoterapia y la simple experiencia de flotar sin esfuerzo en sus densas aguas son prácticas populares entre los visitantes. La historia también tiene su lugar, con visitas al enigmático Gran Hotel Viena, hoy un museo que guarda historias y leyendas de un pasado de esplendor.
Preguntas Frecuentes sobre el Mar de Ansenuza
¿Por qué se le llama "mar"?
Se le llama "mar" por su enorme extensión, que hace que desde la orilla no se vea el otro lado, creando un horizonte similar al del océano. Además, los vientos pueden generar un oleaje considerable, reforzando esta percepción.
¿Se puede nadar en sus aguas?
Sí, es posible y es una experiencia única. La alta salinidad del agua provoca una gran flotabilidad, similar a la del Mar Muerto. Se recomienda no sumergir la cabeza y evitar el contacto del agua con los ojos debido a la irritación que puede causar la sal.
¿Cuál es la mejor época para visitar el Parque Nacional?
La primavera y el otoño son ideales para la observación de aves, ya que coinciden con las migraciones y el clima es muy agradable. El verano es perfecto para quienes buscan disfrutar de las playas y los deportes acuáticos, aunque las temperaturas pueden ser elevadas.
¿Qué pasó con el antiguo pueblo de Miramar?
Una gran parte de la localidad fue inundada por la crecida paulatina del lago a partir de 1977. Hoy, las ruinas de hoteles y casas emergen del agua cuando el nivel desciende, convirtiéndose en un atractivo turístico que narra la historia de resiliencia del pueblo.
El Mar de Ansenuza es, en definitiva, un destino que lo tiene todo: naturaleza imponente, una biodiversidad de calibre mundial, historias humanas de superación y una creciente oferta de turismo sostenible. Visitarlo es conectar con la esencia de un ecosistema vibrante y comprender por qué su protección es vital para el patrimonio natural de Argentina y del mundo.
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