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Política Ambiental: ¿Quién la ejecuta realmente?

12/02/2025

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En el complejo entramado de la protección de nuestro planeta, a menudo nos encontramos con una pregunta fundamental: una vez que se establecen las leyes y políticas ambientales, ¿quién tiene la responsabilidad de llevarlas del papel a la realidad? La respuesta, aunque en teoría parece sencilla, se revela como un laberinto de actores, intenciones y, en muchas ocasiones, flagrantes omisiones. La ejecución de la política ambiental no es un acto único y centralizado, sino un campo de batalla dinámico donde gobiernos, jueces, corporaciones y ciudadanos juegan un papel crucial, con resultados que pueden oscilar entre el éxito rotundo y el fracaso más estrepitoso. A través de casos reales, desde la gestión de incendios en España hasta la contaminación en Argentina y las revolucionarias sentencias judiciales en Colombia, exploraremos quiénes son los verdaderos artífices de la protección ambiental en el siglo XXI.

¿Quién es el director de la Policía Ambiental?
Adrián Rinaudo, director de la Policía Ambiental de la Provincia, confirmó a La Voz que están “trabajando en el tema”.
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El Marco Legal: Una Responsabilidad Delegable

La base de toda acción gubernamental se encuentra en la ley. En muchos ordenamientos jurídicos, el principio es claro: la ejecución de la política ambiental es una función primordial del gobierno nacional. El Artículo 6 de una ley marco ejemplifica esta idea al establecer que dicha ejecución "será función del gobierno nacional, quien podrá delegar tal función en los gobiernos seccionales o en las entidades especializadas". Este mecanismo de delegación es clave para entender la distribución de tareas. Permite que las administraciones más cercanas al territorio, como municipios o provincias, o entidades con conocimientos técnicos específicos, asuman la gestión directa de los recursos naturales y la aplicación de normativas. Sin embargo, esta delegación también puede diluir la responsabilidad, creando vacíos donde la inacción o la mala gestión pueden prosperar, como veremos a continuación.

Cuando la Política Falla: El Incendio de la Sierra de la Culebra

Pocos casos ilustran de manera tan cruda la brecha entre la responsabilidad teórica y la ejecución práctica como la tragedia vivida en la Sierra de la Culebra, en Castilla y León, España. En junio de 2022, un devastador incendio arrasó 55.000 hectáreas, cobrándose la vida de cuatro personas y destruyendo un ecosistema de valor incalculable. Más allá del desastre natural, el fuego expuso una gestión política profundamente cuestionable.

A pesar de las condiciones meteorológicas extremas —calor, viento y sequedad— que presagiaban un alto riesgo, la Junta de Castilla y León no declaró el nivel de alerta adecuado ni desplegó un operativo de extinción al 100% de su capacidad. Mientras los bosques ardían y pueblos enteros eran evacuados, la imagen del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ataviados con chalecos de aventura, se convirtió en el símbolo de una respuesta más centrada en la apariencia que en la eficacia. Las justificaciones oficiales, que iban desde culpar a conspiradores ("quieren quemar Castilla y León") hasta escudarse en las "condiciones meteorológicas excepcionales", no hicieron más que avivar la indignación de los vecinos, quienes recibieron a patadas los coches oficiales.

La gestión post-desastre fue igualmente desastrosa. El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo (Vox), anunció una serie de medidas a través de Twitter, entre las que destacaba un "concierto benéfico" para recaudar fondos para los afectados. Lo que se prometió como un evento con "artistas de primera línea" para ayudar económicamente a los perjudicados, se transformó con el tiempo. Meses después, el concierto se presentó como un evento "solidario" con "entrada gratuita", eliminando por completo el componente de recaudación. El objetivo, según el vicepresidente, había mutado a una "reparación moral" y una "potencialización turística de la zona", con un presupuesto público de 160.000 euros.

La iniciativa se desmoronó cuando los artistas principales, como Fangoria y Marlon, se desvincularon del evento, alegando haber recibido "información errónea" y haber sido incluidos en el cartel sin la aprobación final de sus oficinas. Con el cartel vacío, la Junta se vio forzada a cancelar el concierto, dejando en evidencia una gestión improvisada y alejada de las necesidades reales de la comunidad. En contraste, la asociación de vecinos 'La Culebra no se calla' promovió un concierto alternativo, con artistas actuando sin cobrar y una entrada simbólica para recaudar fondos reales. Este caso demuestra cómo la ejecución de la política ambiental, en momentos de crisis, puede ser secuestrada por intereses políticos, dejando a la ciudadanía como la última línea de defensa y solidaridad.

¿Por qué los jueces se han posicionado como protagonistas del debate ambiental?
La segunda razón para que sean los jueces quienes se han posicionado como protagonistas del debate, es que las instituciones de gestión ambiental del Estado Colombiano han demostrado ser insuficientes para brindar una salida plausible a la problemática que nos aqueja.

La Justicia como Protagonista: El Giro Ecocéntrico en Colombia

¿Qué sucede cuando las instituciones gubernamentales encargadas de la gestión ambiental demuestran ser insuficientes o ineficaces? En Colombia, la respuesta ha llegado desde un frente inesperado: el poder judicial. En los últimos años, las Altas Cortes del país han protagonizado un debate jurídico de alcance global al reconocer a elementos de la naturaleza como sujetos de derechos, un cambio de paradigma que desafía los cimientos del derecho tradicional.

Este movimiento representa una transición de una visión antropocéntrica, donde la naturaleza es un mero recurso al servicio del ser humano, a una visión ecocéntrica, que le asigna un valor intrínseco y derechos propios. La Sentencia T-622 de 2016 fue un hito, al declarar al Río Atrato como sujeto de derechos, con el fin de garantizar su conservación y protección frente a la devastadora minería ilegal. A esta decisión le siguieron otras igualmente impactantes, como el reconocimiento de la Amazonía Colombiana como entidad "Sujeto de Derechos" por la Corte Suprema de Justicia, e incluso la concesión de un habeas corpus a un Oso llamado Chucho.

Este activismo judicial no surge en el vacío. Es una respuesta directa a la crisis ambiental global y a la percepción de que los mecanismos administrativos y políticos tradicionales no están logrando proteger ecosistemas vitales. Al otorgar personalidad jurídica a un río o a una selva, los jueces abren la puerta para que cualquier ciudadano, en nombre del ecosistema, pueda exigir su protección ante los tribunales. La pregunta sobre la utilidad real de estas sentencias sigue abierta. Si bien su impacto directo en la conservación aún debe ser evaluado a largo plazo, no cabe duda de que estas decisiones tienen un profundo efecto cultural e ideológico. Obligan a la sociedad y al Estado a replantear su relación con la naturaleza, posicionando a los jueces como ejecutores de una política ambiental de vanguardia cuando otros poderes del Estado flaquean.

La Ejecución en el Terreno: Denuncia y Desafíos en Calamuchita

Lejos de los grandes debates judiciales o las crisis mediáticas, la ejecución de la política ambiental se libra día a día en el terreno. Un caso en el Valle de Calamuchita, Argentina, lo ilustra a la perfección. Vecinos de la zona denunciaron un gravísimo cuadro de contaminación: un centenar de bidones de glifosato y otros herbicidas altamente tóxicos desechados ilegalmente en un campo privado, en pleno monte serrano.

Este acto no es solo un atentado contra el ecosistema, afectando flora, fauna y recursos hídricos; es una violación directa de leyes específicas. Tanto la ley nacional 27.279 como normativas provinciales prohíben explícitamente el abandono, vertido o quema de envases vacíos de fitosanitarios, exigiendo un tratamiento especial debido a su toxicidad. Aquí, la cadena de ejecución se activa desde la base: la denuncia ciudadana. Son los propios residentes quienes, al documentar y visibilizar el problema, ponen en marcha a las instituciones.

La respuesta institucional muestra la complejidad de la acción. Adrián Rinaudo, director de la Policía Ambiental de la Provincia, confirmó estar trabajando en el tema. A nivel local, el municipio de Santa Rosa de Calamuchita actuó de oficio, pero se encontró con un obstáculo común: la imposibilidad de ingresar al lugar por tratarse de una propiedad privada. Este desafío resalta la importancia de la coordinación interinstitucional y de contar con herramientas legales ágiles para actuar. El caso fue derivado al Juzgado Municipal de Faltas para que la investigación avance. Este ejemplo demuestra que la ejecución efectiva depende de una ciudadanía vigilante y de la capacidad de las entidades delegadas para superar obstáculos burocráticos y legales en el terreno.

¿Quién realiza la ejecución de la política ambiental?
*Artículo 6:* La ejecución de la política ambiental descrita en esta ley será función del gobierno nacional, quien podrá delegar tal función en los gobiernos seccionales o en las entidades especializadas.

Tabla Comparativa de la Ejecución Ambiental

Caso de EstudioActor PrincipalProblema CentralTipo de RespuestaResultado / Desafío
Sierra de la Culebra (España)Gobierno Regional (Junta de CyL)Mala gestión de un mega-incendio y respuesta post-desastre.Política, mediática y descoordinada. Iniciativas fallidas como el concierto.Pérdida de confianza en las instituciones. La ciudadanía se auto-organiza.
Justicia Ambiental (Colombia)Poder Judicial (Altas Cortes)Insuficiencia de las instituciones de gestión ambiental.Jurídica y filosófica. Otorgar derechos a la naturaleza.Crear un nuevo paradigma legal. El desafío es su aplicación efectiva.
Contaminación en Calamuchita (Argentina)Ciudadanía y Policía AmbientalVertido ilegal de residuos tóxicos.Denuncia ciudadana y acción policial/administrativa.Activación de los mecanismos de control. El desafío es superar barreras legales (propiedad privada).

Conclusión: Una Responsabilidad Compartida y en Constante Disputa

Entonces, ¿quién ejecuta la política ambiental? La respuesta es que no hay un único actor. La ejecución es un ecosistema en sí mismo, donde el gobierno nacional establece el marco, pero su aplicación real depende de una red de gobiernos locales, entidades especializadas, un poder judicial que a veces asume un rol de vanguardia y, fundamentalmente, una ciudadanía activa que exige, denuncia y se organiza. Los casos analizados demuestran que cuando el eslabón político falla, ya sea por negligencia, incompetencia o cálculo electoral, otros actores deben intervenir para llenar ese vacío. La protección efectiva de nuestro medio ambiente no puede depender únicamente de promesas o leyes bienintencionadas; requiere una vigilancia constante y una acción decidida de todas las partes de la sociedad.

Preguntas Frecuentes

  • ¿Qué es la política ambiental?

    Es el conjunto de objetivos, principios, criterios y acciones que un Estado establece para abordar los problemas ambientales. Busca regular la relación entre la sociedad y la naturaleza para promover un desarrollo sostenible y proteger los recursos naturales.

  • ¿Por qué es tan importante la ejecución de estas políticas?

    Porque sin una ejecución efectiva, las leyes y políticas son solo letras en un papel. La ejecución es el puente que convierte las intenciones en acciones concretas que protegen el medio ambiente, sancionan a los infractores y previenen daños futuros.

  • ¿Puede un ciudadano común influir en la política ambiental?

    Absolutamente. Como demuestran los casos de la Sierra de la Culebra y Calamuchita, la denuncia ciudadana, la organización comunitaria y la exigencia de rendición de cuentas son herramientas poderosas para impulsar la acción de las autoridades y suplir sus carencias.

  • ¿Qué significa que un río o ecosistema sea "sujeto de derechos"?

    Significa que la ley le reconoce una existencia jurídica propia, independiente de su utilidad para los humanos. Esto permite que sea representado legalmente en un tribunal para defender su derecho a existir, a no ser contaminado y a ser restaurado, tal como se haría con una persona o una empresa.

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